miércoles, 2 de enero de 2013

Su Majestad Don Juan Carlos

Roberto Tamayo


En el nombre de Juan Carlos, de Navarro y de la Bomba.

Mantener tu puesto de trabajo durante 15 años es un triunfo, o más bien una quimera, en este contexto socio-económico-laboral. Resulta aún más meritorio perpetuarse siendo la referencia del equipo español más oscarizado del siglo XXI y de una de las tres selecciones de mayor tronío de la historia. Recitar la retahíla de títulos individuales y colectivos de Juan Carlos Navarro sería absurdo. Wikipedia o ACB son fuentes suficientemente fiables para obtener esa información. Su grandeza adquiere esta temporada una aureola de categoría excepcional.
A sus 32 años, la 'Bomba' vive su curso más doloroso tanto a nivel individual como colectivo. En el plano personal, el escolta del Barça sufre constantes molestias (fasicitis, tobillo) que merman su rendimiento. Apenas ha podido acumular más de cinco partidos consecutivos desde septiembre. Esas ausencias repetidas están directamente relacionadas con la trayectoria dubitativa de su equipo en la Liga Endesa. Pero lo que distingue a buen jugador de una estrella es la capacidad de influir en los partidos importantes. Y Navarro es un maestro en ese escenario. Su figura volvió a emerger el domingo  ante el Real Madrid, cuando el universo ACB ya cavilaba en una Copa del Rey sin el Barcelona.





El recital ante el Madrid le ha pasado factura. Navarro no jugará mañana en la cancha del Khimki. Su cuerpo sigue resintiéndose de los sobre esfuerzos, lo que supone un motivo más para loar el talento del segundo jugador más trascendente del baloncesto español. Su estratosférica actuación fue el gancho perfecto para hacer del clásico el partido de Liga Regular más visto en la historia de la ACB. El escolta alivió las penurias del conjunto culé pero acentuó el hecho de que la Navarro dependencia es la mayor de los últimos años. La 'Bomba' es el termómetro de un Barcelona que parece haberse echado un brazos de la alegría ofensiva con dos partidos seguidos por encima de los 95 puntos. El duelo ante el Khimki, que ha derrotado este curso a Real Madrid y Panathinaikos, se presume como una excelente prueba para calibrar la mejora de los blaugrana sin su referente. ¿Cuál es el verdadero nivel del Barcelona?




En el nombre de Juan Carlos, de Navarro y de la Bomba. 

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