miércoles, 8 de mayo de 2013

¿Epopeya o balada en Londres?

Roberto Tamayo




Un espigado senador afroamericano de Ilinois llamado Hussein se aventuró en 2007 a ser el cabeza de cartel del Partido Demócrata en las presidenciales de EEUU. Su talento como orador había deslumbrado a nivel regional pero el brinco a la selva nacional se antojaba bacheada. Dos años después, el electorado estadounidense le reconoció sus capacidades y le encumbró como el primer presidente negro de EEUU. En apenas un par de amaneceres, Londres se convertirá en el epicentro del baloncesto europeo. Barcelona y Real Madrid lucharán por ascender al Olimpo continental. Uno de ellos jugará la final. Se enfrentan el talento físico y la fogosidad reciente de los blancos contra la fiabilidad y la experiencia de los culés.
Cuando el cuento europeo alcanza su epílogo hablar de favoritismo es tan irrelevante como improductivo. Pero fuera de las pistas se juegan más partidos. La batalla dialéctica forma parte del calentamiento y la presión viaja de un equipo a otro según convenga. Los tópicos ("un clásico es un clásico", "no hay favoritos", etc) inundan los medios de comunicación. Muchos opinan que lo hecho hasta ahora ya no cuenta y que solo importa el partido en sí. Pero el camino recorrido afecta a nivel mental. De los últimos cuatro títulos que se han disputado Barça y Madrid, el reparto ha sido equitativo. Es curioso que las dos victorias del conjunto merengue llegaran cuando no les colgaba el cartel de favoritos. Da la sensación de que los blancos sufren cierto bloqueo cuando se les señala como protagonista principal. Será interesante ver si el Madrid consigue imponer su rumbosidad habitual o si el Barcelona logra desconectar ese juego y desquicia a su rival.

El factor Huertas y Jasikevicius


El Barça ha demostrado que su hoja de ruta durante el quinquenio de Xavi Pascual asegura trofeos. Incluso cuando el escenario es tormentoso se las ingenia para encontrar los recovecos para alcanzar el éxito. El escenario que se le presenta el viernes es inquietante debido al acoso de lesiones. Pascual propondrá un ritmo lento y apostará por defensas en zona para frenar la alegría ofensiva de su rival. Más allá de esperar una gran actuación de Navarro (como es habitual contra el Madrid) la aportación de otros dos 'bajitos', Huertas y Jasikevicius, marcará el salto cualitativo de los culés. 

El factor Begic


Dando por hecho que la línea de flotación madridista asumirá gran parte del peso anotador, la clave residirá en las prestaciones del juego interior. La limitación física a la que parecen estar sometidos los hombres altos del Barça. Begic, una torre de 2,16 a la que le han pitado los oidos desde septiembre, tendrá en sus manos una redención en el mejor escaparate posible. Su labor de desgaste sobre Tomic, gerifalte de la pintura culé, se antoja decisiva. 


Las incognitas


El Madrid es un equipo que funciona a chispazos. Este curso le ha sido suficiente para ganar infinidad de partidos. ¿Consagrará esta Final Four a Pablo Laso como un entrenador potencialmente longevo en la Casa Blanca? El Barça apuesta, sin embargo, por una versión sin apenas altibajos emocionales. Por ello, la fortaleza mental será fundamental cuando vengan mal dadas. La teoría indica que la regularidad es un valor seguro en este tipo de partidos. Pero ya se sabe que un clásico....

1 comentario:

  1. Londres es un buen escenario para que rivalicen dos equipos para los que el factor cancha parece importante. Seguro que habrá aficionados de uno u otro signo, pero el pabellón es de "otros" y ahí tienen que hablar, o mejor jugar.
    Espero que igual que un desconocido Hussein llegó a la presidencia de EEUU, otro desconocido en EU llegue a la final y gane.
    ¿Se me ven los colores?

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